Antes de comenzar, déjame recordarte que tenemos un episodio de nuestro podcast en el que tratamos el tema de los lunares y melanoma de forma mucho más profunda. Puedes escucharlo directamente aquí.
¿Por qué es importante reconocer un nevus displásico?
La importancia de estos radica en que se consideran unas lesiones premalignas. Esto significa que pueden ser una posible antesala de un proceso maligno. En este caso, los nevus displásicos pueden ser el paso previo de un melanoma, un tipo de cáncer de piel provocado por una proliferación excesiva de los melanocitos, las células que producen la melanina.
¿Qué quiere decir "nevus displásico"?
Un nevus hace referencia a una pigmentación de nuestra piel (o de otras partes de nuestro organismo, como la conjuntiva del ojo), que suele ser localizada y benigna. "Nevus" es el término médico para referirse a lo que normalmente conocemos como "lunares".
El vocablo "displásico" se refiere a una serie de acontecimientos que sufre una célula o tejido y que la convierten en células anormales. En la mayoría de los casos, todo proceso cancerígeno va precedido de un fenómeno displásico, en el que se dan distintas alteraciones de las células.
Por tanto, un "nevus displásico" no es más que un lunar alterado, con ciertas características de malignidad.
¿Cuáles son las características de malignidad?
Entendiendo la "malignidad" como un proceso cancerígeno, y haciendo referencia en este caso a un melanoma, ya que es el cáncer relacionado con los nevus displásicos.
Los atributos de una célula maligna son bastante generales pero, por otro lado, suelen ser comunes a cualquier proceso neoplásico. Estas, entre otras, son:
Crecimiento exagerado.
Evasión de los mecanismos de defensa de nuestro organismo.
Crecimiento desordenado.
Bordes imprecisos y difusos.
Posibilidad de invadir estructuras y provocar metástasis a distancia.
Cambios visibles como alteraciones en el tamaño o el color.
¿Cómo distinguir a un nevo displásico?
Hay una regla muy sencilla, que es prácticamente la misma para diferenciar si estamos ante un melanoma, y esta es la regla de ABCD, que podréis recordar fácilmente:
A: asimetría. Nevus que no es simétrico.
B: bordes. Bordes irregulares, imprecisos, difícilmente delimitables.
C: color. Heterogeneidad en el color. Hay presencia de varios colores (marrón oscuro, marrón claro, negro, tonos rojizos...)
D: diámetro. Nevus con diámetro, generalmente, mayor a 6mm.
Si descubrimos un nevus con todas estas características es posible que estemos ante un nevus displásico. El riesgo del nevus displásico es que tiene muchas más posibilidades de convertirse en un melanoma que un nevus normal.
Tratamiento del nevo displásico
Si tenemos la sospecha de padecer un nevus displásico, lo más recomendable es acudir a nuestro médico o dermatólogo para que se aclare la sospecha y se tomen las medidas necesarias.
Generalmente, ante un nevus con características malignas se procederá a una exéresis, es decir, a una extirpación. Se realizará por medio de una cirugía muy sencilla que, posteriormente, extraerá la muestra para que sea analizada.
Si bien es cierto que la mayoría de melanomas aparecen "de novo" y no sobre una lesión precursora como un nevus displásico, sí se sabe que estos aumentan la probabilidad de aparición de un melanoma. Por esto, y para prevenir una degeneración maligna, conviene eliminar el posible cáncer de carácter incipiente.
Para aprender más puedes escuchar nuestro podcast: Lunares y Melanoma, signos de alarma.
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