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Importancia de la prevención del suicidio en adolescentes
Es preocupante que las tasas de suicidio en jóvenes (de 15-29 años) han aumentado, pasando a ser la segunda causa de muerte en este grupo de edad, solo por detrás de los tumores.
Es alarmante que entre un 12.5% y un 14% de los jóvenes tienen pensamientos suicidas y un 50% ha experimentado un aumento de su nivel de ansiedad en el último año.
Desgraciadamente, su prevención y control no son tarea fácil, aunque no imposible, pero comprende una serie de actividades que van desde una mejor educación en jóvenes y niños, el diagnóstico precoz y tratamiento de trastornos mentales, hasta el control medioambiental de los factores de riesgo.
Según el nivel de prevención que apliquemos podemos diferenciar: prevención primaria del suicidio, prevención secundaria y prevención terciaria, que a continuación explicaremos.
Prevención primaria de conductas suicidas en niños y adolescentes
La prevención primaria tiene como objetivo disminuir el número de casos de intentos autolíticos que se lleguen a dar. Enumeraremos algunas de las medidas más importantes para lograr esto.
Restricción de acceso a todo aquello que potencialmente pueda ser un medio suicida. Aquí incluiríamos barreras en lugares en que se han registrado suicidios por ahorcamiento o por precipitación, o la introducción de ciertas medidas de seguridad en centros para menores y hospitales (como bajar el servicio de psiquiatría a plantas más bajas o instalar barrotes de seguridad en las ventanas). Dentro de este aspecto también incluiríamos la limitación de prescripción de fármacos potencialmente letales a adolescentes, como barbitúricos y antidepresivos tricíclicos, limitando, además, el tamaño de los envases.
Detectar precozmente trastornos que podrían resultar en suicidio. Aquí destacan trastornos del estado de ánimo como depresiones, trastornos de ansiedad, u otros tipos de alteraciones como esquizofrenia o personalidad límite. Un ejemplo sería el RSQ (Risk of Suicide Questionnaire), que tiene como objetivo el realizar un cribado del riesgo de suicidio en adolescentes que es posible que necesiten una atención en un servicio especializado.
Realizar programas de concienciación comunitaria en colegios y lugares de reunión de jóvenes con el objetivo de reducir el estigma y los prejuicios asociados a los pensamientos suicidas. Es crucial hacer saber que hablar de suicidio no incita al mismo, sino que, realizado de la forma correcta, ayuda a prevenirlo. Por ello, es importante que un sanitario imparta charlas sobre la salud mental y se logre crear una adecuada red de apoyo psicológico para la población.
Hay que prestar atención a páginas y blogs pro-suicidas que puedan incitar a su realización. Estos blogs existen y es importante perseguirlos y cerrar este tipo de páginas, además de atender a las potenciales víctimas que los consuman.
Establecer un clima tanto social como legal de integración de pacientes psiquiátricos en la sociedad. Se sabe que el principal factor de riesgo para cometer suicidio es el haber tenido un intento autolítico previo, por lo que es vital atender de cerca a las personas que ya hayan cometido algún intento de suicidio.
Detrás del 90% de casos de suicidio se encuentra un problema de salud mental, siendo la depresión la patología más frecuentemente asociada. Por ello, no debemos olvidar el tratar precozmente y diagnosticar de forma temprana cualquier patología relacionada con salud psíquica.
Prevención secundaria del suicidio
La prevención secundaria tiene como objetivo el retrasar el desarrollo de unas ideas suicidas ya fundadas y establecidas. El peso de la prevención secundaria recaería principalmente en los profesionales sanitarios.
Formación de sanitarios acerca de los factores de riesgo de suicidio, del tratamiento y diagnóstico, y del manejo del estigma e ideas en torno a ello.
Conferencias, role playing y discusión de casos reales para mejorar las capacidades de los sanitarios y su confianza a la hora de afrontar y manejar conductas suicidas.
Refuerzos periódicos cada dos años con el fin de actualizar la información más relevante y efectiva a la hora de enfrentarse a intentos de suicidio.
Prevención terciaria de conductas suicidas
La prevención terciaria estaría enfocada a dar soporte a aquellas personas que ya han realizado un intento autolítico. Será crucial no olvidar este aspecto preventivo para prevenir reincidencias en este aspecto.
Es importante brindar atención psiquiátrica y psicológica continuada a los adolescentes y grupos poblacionales que han llevado a cabo un intento de suicidio, sin llegar a consumarlo. Esta atención idealmente debería continuar durante años hasta la completa recuperación del paciente.
Todo ello deberá ir precedido de los tratamientos médicos y farmacológicos adecuados para paliar las consecuencias y lesiones dadas por el intento de suicidio.
Conclusión ¿Cómo evitar el suicidio en adolescentes y en niños?
Dentro de todas las medidas de prevención, hay que incidir que debemos enfocarnos en mejorar la prevención primaria, además de realizar una buena formación del personal sanitario y facultativo.
Es importante conocer las tasas y datos del suicidio en nuestro entorno y en grupos vulnerables como pueden ser los adolescentes y los niños. Además, es evidente la relación entre enfermedad de salud mental y suicidio, por lo que hay que enfocarse en un diagnóstico y tratamiento precoz de cualquier patología mental que pudiera incentivar un intento autolítico.
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